Sin Categoría

Triste época

Foto Diario de Navarra

La mitad de los inmigrantes que viven en Euskadi tiene entre 25 y 44 años, por tanto son personas jóvenes, normalmente sanas y obviamente dinámicas, puesto que asumieron riesgos al abandonar alguno de los 160 países de los que provienen. Al ser jóvenes y sanos utilizan los servicios de salud menos que los autóctonos, entre los que hay más gente mayor.

Se estima que en la época de bonanza pagaron en toda España al año unos 5000 millones de euros en impuestos y en torno a 3000 millones ahora que la crisis está expulsando a muchos de ellos. Es decir que pagan más que de sobra la atención sanitaria y los servicios sociales que ocasionalmente utilizan, con todo derecho.

Son datos de un estudio del Gobierno Vasco publicado el año pasado pero aún de plena actualidad y desmienten a quienes dicen que los inmigrantes son caros para nuestros servicios públicos y que abusan de ellos. Todo lo contrario.

Si no hubiera tantas personas inmigrantes necesitaríamos un sistema de atención pública muchísimo mayor y también más caro porque nos faltaría la ayuda de tantas mujeres y también el IVA que ellas mismas pagan cada vez que compran algo. Eso sin olvidar que la posibilidad de trabajar de muchas mujeres autóctonas depende de sus asistentas domésticas. No es un asunto solo de mujeres pero son ellas las principales protagonistas en ambos lados de esa importantísima realidad.

En 2011 eran un 6,6% de la población vasca, la inmensa mayoría está en situación legal (el 77%). Sin embargo los aborígenes tendemos a pensar que son el triple de los que realmente son y que su situación es de generalizada ilegalidad. Cosas ambas que no son ciertas.

Cuando los empleos se pierden, van a la calle como los demás, tal vez antes. Tienen menos red de apoyo familiar, claro está, y suelen acogerse a ayudas públicas, pero no se instalan en ellas a largo plazo. Los datos apuntan a que quienes así lo hacen suelen ser habitualmente ciudadanos de aquí de toda la vida.

Dicen que tener prejuicios es estar absolutamente seguro de algo que se ignora y las personas inmigrantes suelen ser víctimas de esa actitud así que hoy he querido repasar unos pocos datos para que usted se forme la opinión que quiera pero con algo más de información.

Se atribuye a Albert Einstein la frase «¡Triste época la nuestra! en la que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio». Puede que la atribución sea falsa pero la frase es muy acertada.

Mi lista “smart” de la compra

Uno de los post más seguidos de este blog es uno que publiqué en abril de 2011, titulado “Ingenieros de la compra”. No tengo ni idea de por qué acumula tantas visitas pero eso es lo que dice el contador.

Entonces publiqué la lista/plano de la compra de mi amigo Jorge pero, visto el éxito, voy a poner hoy la mía, la que llevo al supermercado de mi barrio.

Es muy fácil de hacer incluso para alguien un poco torpe como yo. En mi caso opté por utilizar una hoja de Excel, que es un programa que entiendo, cosa que no puedo decir de muchos.

  • Primero hice en un papel, en el propio lugar, un plano genérico de los pasillos y de las góndolas, bien chapucero (da igual) 
  • Después, en casa, creé la hoja con los pasillos sombreados en gris (no se distinguen mucho en el escaneado pero sí en el papel) 
  • Una vez definidos los pasillos se entiende visualmente la estructura del supermercado y se pueden rellenar los productos que hay en cada lineal. 
  • Se guarda el documento, se imprimen una o dos hojas, se pegan en la nevera con un imán y ya está. 
  • Cuando tengo que ir a la compra cojo una hoja de la nevera y marco cada producto que necesito, como en ésta que veis. 
  • Si en plena compra veo un error o me da por anotar otro producto lo pongo a mano y luego modifico el documento en casa. 

Como veis, hoy he hecho compra. Como no pierdo el tiempo buscando nada ni retrocedo, he tardado menos en comprar que el cajero en cobrarme. Además ahorro dinero, porque evito pasear por el super explorando y cayendo en la tentación de comprar cosas innecesarias.

Es útil y ganas mucho tiempo aunque las dos o tres primeras veces te tengas que molestar con papel y boli. Ahí tenéis la idea.

Yo también te pido perdón

Pablo Iglesias

Soy militante socialista desde hace 35 años así que he tenido muchísimas ocasiones de equivocarme. Lo he hecho infinidad de veces y, ya que estamos a ello, voy a pedirte perdón yo también por algunos de esos errores.

  • Te pido perdón por haberte mentido tanto, diciéndote siempre lo que querías oír y no lo que era cierto. Te pido perdón por haber confundido la tarea de la política con la herramienta del marketing. Leer más

320 papeles

No he podido poner ninguno de 500 porque nunca he tenido uno

Cuántas cosas están cambiando con esta crisis. El Presidente Rajoy nos anuncia ahora la inminente aparición en España de un nuevo tipo de de habitante, de un nuevo modelo de ciudadano: el “Conpapeles”.

Si hasta ahora se hablaba de “Sinpapeles”, en referencia a quienes huían de la pobreza y llegaban a nuestro país sin la documentación suficiente para contar con plenos derechos, ahora hemos sabido que el Gobierno se plantea crear una novedosa puerta de entrada. ¿Qué digo puerta? Arco del Triunfo, más bien, por el que entrarán desfilando con todos los derechos reconocidos instantáneamente aquellos extranjeros que puedan permitirse comprar un piso en España de más de 160.000 euros, o sea 320 papeles de 500€ cada uno o 32.000 papeles de 5€.

Pero no crea usted que se trata de una novedad. ¡Qué va! Esta medida de los 320 papeles entronca perfectamente con las más rancias tradiciones hispanas. Los mayores de mi familia aún recuerdan que, en su niñez, quienes pagaban bulas a la Iglesia quedaban eximidos del ayuno y de otras penitencias que se imponían al común de los mortales. Las bulas eran también papeles. En los antiguos reynos de las Españas, los papeles de banco sirvieron para comprar títulos de nobleza, que entonces suponían la apertura instantánea de las puertas públicas, cerradas al común de la gente.

En la Costa del Sol a los inmigrantes con chilaba que traen los maletines llenos de pequeños papeles de color verde nadie los desprecia como sí se hace con los vestidos también con chilaba pero que no aportan tales papeles. No es la chilaba, ni el idioma, ¡que son los papeles oiga!

Ya ha dicho el Gobierno que tal medida tendría por objeto dar salida al erial inmobiliario que nos ha dejado la locura del ladrillo y se comenta que los inmigrantes más interesados podrán ser chinos y rusos. ¿Vendrán los desahuciados de Chernobil o se parecerán más al ciudadano chino que tenía en Fuenlabrada tantos papeles que los transportaba en carros de supermercado?

Ya puestos, propongo que si además de un piso compran también un local y ponen un bar a ellos sí les permitamos fumar en él, como al Sr. Adelson en Eurovegas; todo en deferencia por su generosidad con los papeles. Ya estoy viendo de nuevo hincharse la burbuja y al País renacer como Ave Fénix sobre las cenizas de la dignidad de sus ciudadanos y de la vergüenza de su gobierno. ¿No empapelarán a alguien por esto?

Publicado en Danok Bizkaia el 23 de noviembre de 2012

MANIFIESTO CONTRA EL DESPOJO INMOBILIARIO

Reproduzco, con su permiso expreso, las palabras y la propuesta que mi amigo Rafa Iturriaga publicó en un post  hace unos meses pero que estos días es de repugnante actualidad.

Dice cosas como estas:


NO COMPRAR PISOS A LOS BANCOS
Los bancos están anunciando con total descaro que sacan a la venta, entre otros, los pisos que han embargado a la pobre gente que no ha podido pagar sus hipotecas y que lo hacen baratito e incluso con facilidades de financiación.
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Obama. Política de otros colores

Mitt Romney. Foto La Vanguardia

Barack Obama seguirá siendo Presidente de los Estados Unidos. Es verdad que el enorme espectáculo de la política americana nos ha llegado siempre pero también es cierto que en esta ocasión hemos tenido un especial interés a juzgar por los enormes espacios y programas dedicados en los medios a la campaña y a la propia elección. Puede que sea por el propio carisma del Presidente o tal vez porque buscamos al otro lado del mar un modelo político y económico alternativo al triste y desolador que nos ofrece Europa para salir de esta crisis. Quién sabe!

Lo que no me negarán es que tanta pasión de ahora contrasta con la actitud tradicional que muchas personas progresistas solían tener respecto a la política americana, sobre la que acostumbraban a hacer comentarios displicentes, emitidos desde una actitud de superioridad arrogante y engreída que a duras penas podía ocultar su extrema ignorancia de la compleja sociedad americana.

Y esa sociedad compleja es, precisamente, la que ha demostrado que los viejos tópicos están llenos de grietas, que ya hay muchos americanos que no se creen aquello de la América libre de hombres libres que buscan y encuentran su oportunidad. Los jóvenes, las mujeres, los urbanitas, los negros y muy especialmente los hispanos le han dado la victoria a Obama. Es decir justo los que se saben excluidos de la épica del hombre hecho a sí mismo que no necesita del Estado y se basta con su rifle. Justo esos.

Las sociedades cambian lenta pero inexorablemente. Las crisis no solo afectan a la economía sino que también están en la vida cotidiana, sobre todo en sociedades tan dinámicas y tan plurales como las que vivimos allí y aquí. Cambios que –atención- hacen que las viejas ideas ya no signifiquen nada para muchísima gente. Obama es un gran líder pero no es él quien ha traído el cambio, es el cambio social lo que lo ha traído a él.

Hemos visto que en América los demócratas han sido capaces de conectar con esa sociedad que evoluciona, mientras que los republicanos se han quedado con sus viejas historias de siempre. Veremos aquí, en nuestra tierra, quiénes son capaces de entender los cambios sociales que también están pasando a nuestro alrededor y quiénes prefieren quedarse sentados en sus rancias pero confortables certezas. Al loro.

Publicado en Danok Bizkaia el 9 de noviembre de 2012

25 de octubre. Día de San Crispín

Batalla de Agincourt. Miniatura S XV



Me recuerda mi compañero José Antonio Delgado que hoy, 25 de octubre, no solo ha sido el día de Euskadi sino también el día de San Crispín, en el que franceses e ingleses se enfrentaron en la batalla de Azincourt (o Agincourt), que nadie como Shakespeare inmortalizó en su obra Henry the fifth.

El Estatuto que votamos democráticamente aquel día es el acto fundacional de la Euskadi que conocemos y el inicio definitivo de nuestro autogobierno democrático (porque hay otros).

Entonces el pueblo vasco consiguió su propio Parlamento (que hemos renovado hace días), su Gobierno, sus instituciones y su misma existencia como realidad política. No hay fecha más importante en nuestra historia y justo es que así se recuerde. Fue el Estatuto y ninguna determinación telúrica lo que hizo del País Vasco un entorno político y un espacio de reconocimiento mutuo y de convivencia.

Fue, por tanto, un acto cívico y no un mito lo que nos hizo sociedad. Y quienes tuvimos la ocasión de estar allí tenemos derecho a conmemorar aquel momento con orgullo. Si alguno es amante de la épica, puede aprovechar la coincidencia de fechas y sentir que perfectamente podría ser él o ella uno de aquellos soldados del rey inglés a los que dirigía la famosa arenga:

Nosotros pocos, felices pocos, nosotros, grupo de hermanos;
Pues el que hoy vierta conmigo su sangre
Será mi hermano; por villano que sea,
Este día le hará de noble rango:
Y muchos caballeros de Inglaterra, que ahora están en la cama
Se considerarán malditos por no haber estado aquí,


Igual que en Azincourt aquel 25 de octubre de 1415, en Euskadi la sangre y el miedo también han estado presentes en una batalla victoriosa al fin como aquella, pero que ha durado mucho más. A quienes lucharon por nuestra Euskadi democrática entonces y durante todos estos años; Agur eta Ohore.

Cataluña tiene un problema

En relación con la manifestación independentista de la Diada quizás convendría poner un poco de hielo para rebajar el calentón general que parece que se está produciendo.

Aclaremos que la manifestación ha sido muy multitudinaria y que merece ser tomada en serio sobre todo porque, siendo tan masiva, ha resultado bastante más nítida y concreta en sus reclamaciones de lo que haya sido antes ninguna otra. Los muchísimos miles y miles de asistentes querían un Estado independiente y separado de España y se les entendió muy bien cuando lo dijeron, sin titubeos ni matices.

Tan nítida ha sido que le ha pasado por encima al Presidente Mas, que se ha quedado descolocado allí con su pacto fiscal temblándole en la mano y sin saber muy bien cómo evitar que se le derramase mientras se subía al huracán que habían planteado sus compañeros de viaje independentista.

Después de tantos siglos de formar parte fundamental del país, el movimiento de desafección manifiesto de buena parte de los catalanes es, desde luego, un problema muy serio para el resto de España pero es una auténtica bomba social y política para Cataluña, que es la que va a sufrir los problemas más graves en su propio tejido humano, empresarial, económico y también cultural. Por mucho que diga Mas, que se equivoca también en eso, la pelota está ahora en el tejado del independentismo. Y no va a bajar sola.

Planteado ya con toda claridad que su objetivo es la separación, están ahora obligados a explicarles cuidadosamente al resto de catalanes que no fueron a la manifestación -sobre todo a ellos pero de paso también al resto de españoles- cómo se sustancia el proceso de gestación de la Cataluña independiente que desean y cómo será ésta una vez en marcha. Están en su derecho de querer irse y ningún Estado democrático puede negarse a escucharles del mismo modo que ellos no pueden tampoco negar a los catalanes no independentistas una explicación detallada y concreta de qué clase de país les proponen compartir con ellos en caso de que su sueño salga adelante.

Y no estoy hablando de economía, que también, sino de nacionalidad y ciudadanía compartidas o no, de sufragio universal o no, de cómo se articularían los derechos a la identidad, culturales y lingüísticos de los catalanes que querrán seguir siendo españoles y no por eso dejar su tierra, de qué tipo de relación desean tener con la España a la que aquellos se sentirán vinculados… mil cosas. Y todas ellas deberán explicarlas con sumo cuidado, detalle y honestidad porque los antecedentes de países creados en contra del sentimiento de buena parte de sus habitantes han acabado todos como el rosario de la aurora.

Por eso es muy preocupante que parezca como si esta tarea se diera por hecha y que el siguiente paso fuera ya simplemente hablar con España en nombre de “toda Cataluña” para ver cómo se sigue adelante con sus planes. No puede ser. La etapa de explicación y “seducción” de los millones de compatriotas que no son hoy independentistas no solo es ineludible sino que será la más larga, compleja y difícil de todas. Y la más decisiva para que el resto del mundo al que quieren pertenecer se convenza de que esta vez no se repetirán los episodios de secesión que hemos conocido hace no tanto en Europa.

Mucho antes de hablar de la liquidación ordenada de los bienes vinculados durante siglos con el resto de España, de los servicios e infraestructuras comunes o de la Unión Europea, del euro y -¡por favor!- del Barcelona y sus ligas, hay que empezar con lo más importante: aclarar y traducir al papel y al compromiso concreto la emoción de la Diada 2012. Y que se entienda todo tan bien como el se les entendió el pasado día 11. Aunque pasar de las musas al teatro no será cosa sencilla, así que paciencia.

Cierran Garoña… sin querer

No deja de tener su guasa que haya tenido que venir un gobierno de derechas para que la central nuclear de Garoña cierre para siempre. Desde finales de los 70´s del siglo pasado, Garoña ha sido blanco de infinidad de movilizaciones, marchas y protestas. La central es antigua, desde luego, pero ha demostrado una indiscutible resistencia, no solo contra los peligros inherentes a su propia actividad sino también contra el acoso del movimiento ecologista (que entonces se llamaba directamente antinuclear). Superó el paso de una dictadura a una democracia, aguantó gobiernos de uno u otro color y las polémicas consiguientes. Y en los últimos años hasta ha sobrellevado el desprestigio que le acarreó el accidente de su gemela en Fukushima.

Todo lo ha soportado estoicamente Garoña, todo menos un cambio aparentemente menor en la política energética impulsado por el Gobierno Rajoy. ¡Qué cosas! De nuevo la contabilidad vence a la épica. Lo que fue imposible tras décadas de manifestaciones, críticas y ruidosos debates políticos, lo ha conseguido en un pispas un ministro y un partido que, paradojas del destino, se habían manifestado con vehemencia a favor de la continuidad de la central. Tanto era así que el ministro Soria ha confesado en rueda de prensa que la decisión de la empresa de abandonar su actividad le ha pillado completamente por sorpresa.

Convendría que aprendiésemos de esto alguna lección; que fuéramos mucho más conscientes de que la política es el difícil arte de establecer buenas reglas de juego para sociedades complejas como son las nuestras. Un político solvente debería ser capaz de prever que cuando toma una decisión, o la contraria, algunas consecuencias puede que sean distintas a las que pretende de entrada: Si encarecemos el acceso a la educación, sin duda reduciremos gastos pero deberemos asumir que habrá más gente expulsada del sistema, que se buscará la vida en la calle… y que algún día todos pagaremos un precio por ello. Cobrando los medicamentos a los jubilados crónicos ahorraremos algún dinero hoy que seguramente tendremos que gastar multiplicado mañana, cuando muchos de ellos acudan a urgencias. Y como estos ejemplos, cientos. Garoña es solo uno más.

Son precisamente las decisiones que parecen pequeñas las que tienen consecuencias más profundas y duraderas. Esa es la verdadera esencia de la política y su auténtica dificultad. La pasión por las soluciones inmediatas y milagrosas puede que resulte grata para una sociedad que parece necesitar que cada día sea un espectáculo, pero es uno de los caminos que nos llevan al seguro deterioro de la política, de su utilidad y -claro- también de su credibilidad. Un ministro no puede decir, como hace mi niña: “Ha sido sin querer”.

Publicado en Danok Bizkaia el 14 de setiembre de 2012

El miedo y el mercado

Regresados del verano tanto este periódico como quienes todavía hemos podido pagarnos unas vacaciones, retomo la columna con una reflexión de plena actualidad. ¿Prestaría usted su dinero a alguien que cada día que pasa es más pobre? ¿Le consolaría mucho saber que, aunque no recuperará el dinero, su deudor lo va a pasar fatal?. Mi respuesta sería en ambos casos no. Rotundamente no.

Si, como yo, no quisiese usted dejarle su dinero a quien no podrá devolvérselo, compartirá también conmigo el asombro que me causa que la estrategia del Gobierno de España ante quienes nos pueden prestar sea, precisamente, la de demostrarles lo muy pobres que estamos dispuestos a ser y lo mucho que estamos dispuestos a sufrir. Como si a los prestamistas internacionales les moviese la misericordia (o el sadismo) en vez del interés económico.

Admira que se nos presenten los llamados mercados con un enfoque tan absurdo, olvidando que son negocios y atribuyéndoles comportamientos cuasi-divinos. Así se habla de “calmarlos”, de que vean cómo nos “sacrificamos” y cómo nos “esforzamos”, de que “valoren nuestra austeridad”. Delirante.

Como si se tratase de una de aquellas crueles deidades de la antigüedad ante las que se asesinaban ritualmente vírgenes o niños para asegurar las cosechas o la victoria militar, nosotros ahora ofrendamos a los mercados en sacrificio cosas como nuestra salud… (desmontando la sanidad pública), a nuestros hijos…(minando la educación que les daba oportunidades), el bienestar económico…(destruyendo la capacidad de compra de la gente), o nuestras posibilidades de innovación futura… (acabando con los proyectos de investigación). Y lo peor es que a todas esas “muertes sociales” se les atribuye hoy la misma inapelable eficacia que a aquellos sacrificios humanos. Habremos cambiado las túnicas sangrientas por las corbatas de seda pero está visto que la superstición sigue intacta. Usted me dirá.

Algunos dicen que el Gobierno de España está aprovechando la crisis para desmontar los derechos de la gente que tanto han incomodado siempre a la derecha. Tal vez. Puede que la voladura de los servicios públicos sea en realidad una maniobra para que finalmente los puedan comprar baratos las empresas amigas. Quizá se trate de utilizar el miedo para mantener a la ciudadanía dócil y callada ante tanto estropicio. Todo eso es indecente, claro, pero lo que me resulta más alarmante es que realmente puedan llegar a creerse en serio que empobrecer España va a ser aplaudido por nuestros acreedores.

No me extraña que los mercados, lógicamente aterrados a la vista de estos locos españoles que se afanan en destruir su propio futuro, nos presten dinero con intereses de usura. La prima de riesgo se ha convertido en el termómetro de nuestros problemas pero también en el indicador del miedo que damos.

Publicado en Danok Bizkaia el 7 de setiembre de 2012