Eguiguren da las espalda a las víctimas
Qué facil es la demagogia y qué difícil es la sabiduría y la integridad.
El ardiente deseo de discurrir con novedad
Qué facil es la demagogia y qué difícil es la sabiduría y la integridad.
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| Foto todotvnews |
La semana pasada, se celebró en la sede de EiTB en Bilbao una interesante jornada de reflexión sobre la televisión pública: sus problemas, sus oportunidades y su posible futuro. Directivos de televisiones autonómicas, profesionales y expertos académicos señalaron de forma clara, honesta y hasta descarnada, los muchos retos y dificultades que atraviesan las televisiones en España y en toda Europa. Se habló de atomización de las audiencias, de financiación, de los contenidos, de las oportunidades tecnológicas e incluso de la redefinición misma de lo que es el servicio público.
Debates oportunos e importantes para nuestra radiotelevisión pública que, sin embargo, contrastaban vivamente con nuestras polémicas cotidianas. Mientras los demás se ocupan de las televisiones públicas mirando al futuro con sinceridad y aprendiendo de lo que pasa en el mundo, EiTB tiene que afrontar todavía las dificultades creadas por quienes pretenden mantener la vieja televisión del pasado.
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Todos tenemos memoria selectiva. Recordamos con todo detalle aquello que nos conviene y tendemos a olvidar los episodios un tanto enojosos que nos han pasado a lo largo de la vida, especialmente si en ellos no hicimos un papel demasiado brillante.
Esta debilidad tan humana es más disculpable cuando lo ignorado es algo que queda dentro del mundo privado y más condenable cuando lo olvidado afecta a otras personas. Pero cuando han sido miles las personas a las que se ha hecho un daño terrible el olvido es imposible y el disimulo, indecente.
Joseph Ratzinger, máxima autoridad de la Iglesia Católica Romana, ha venido a criticar el “laicismo agresivo” que al parecer detecta en la sociedad española y que dice que le recuerda al anticlericalismo de los años treinta. También ha reivindicado el papel clave del Camino de Santiago en la fundación de Europa.
Qué buena memoria tiene Benedicto XVI…para lo que quiere. Y que mala para lo que le incomoda. Suponiendo que le incomode que su iglesia haya sido a lo largo de toda la historia de España la perseguidora principal, decisiva arma de los poderosos contra los humildes, rémora de cualquier progreso y que durante siglos su crueldad fuese tan legendaria como cierta.
Durante los siglos en que los peregrinos crearon esa tradición tan europea del camino, que bien recuerda el Papa, la persecución de la Inquisición era parte del paisaje que podían contemplar durante su viaje. Algo que Ratzinger olvida cuidadosamente.
Lo que en otras partes de Europa dependía de revueltas o de episodios más o menos espaciados, aunque de enorme crueldad, en España era toda una industria: la de la Iglesia Católica persiguiendo a cualquiera que no fuese de los suyos y también a los suyos si se desviaban un ápice del pensamiento oficial y obligatorio para, después de quemarlos vivos, quedarse con sus bienes, que aquí antes no se tiraba nada.
La última víctima de la inquisición española fue un maestro de escuela que, en 1826 (sí, en pleno siglo XIX) acusado de no llevar a sus alumnos a misa y de otros actos así de horribles, fue ahorcado en Valencia. Ya que no le dejaban que fueran de verdad, el arzobispo católico se empeño en pintar unas llamas falsas en un barril bajo el pobre desgraciado, cuyos restos sí fueron quemados en el antiguo Cremador de la Inquisició (crematorio de la Inquisición) junto al río Turia.
Así de “agresiva” fue la iglesia católica en España y aunque todo esto pasó hace mucho tiempo y es muy desagradable de recordar, resulta que la actitud del Papa en Santiago de Compostela, tan alusiva a la historia me lo ha revivido. ¡Qué le vamos a hacer! yo también tengo mi propia memoria selectiva. Y ella siempre me recuerda la sentencia del Conde de Montalambert, que tan eficaz como obstinadamente ha practicado la Iglesia de Benedicto XVI hasta hace poco, «Cuando soy débil os reclamo la libertad en nombre de vuestros principios; cuando soy fuerte os la niego en nombre de los míos».
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Ya tenemos en Euskadi un problema menos. Veníamos denominando a nuestra principal obra pública “la Y griega vasca” y claro, la cosa quedaba confusa. ¿Era griega o era vasca? ¿Era más griega que vasca? ¿Más vasca que griega?¿Igual de vasca que de griega?.
Por razones inapelables de física, en el espectro radioeléctrico cabe un número limitado de frecuencias -en las islas británicas y aquí- y consiguientemente un número también limitado de emisoras. Es el Estado quien concede las frecuencias a las empresas de televisión. Lo hace para garantizar el derecho a la información y para estimular la cultura y el pluralismo informativo. Pero en todo caso debe justificar por qué concede una licencia de emisión a una empresa y no a otra.
Ellas ya lo han olvidado pero conviene que nosotros no lo hagamos.
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| Maitena Burundarena |
Los pocos segundos que dedicamos mi mujer y yo a hablar de las declaraciones del alcalde de Valladolid le bastaron para hacer un comentario que me pareció demoledor.
“Supongo que las mujeres del PP serán conscientes de que alguien que dice eso de una ministra del PSOE dirá cosas probablemente muy parecidas, o peores, de ellas mismas”
No es mío, es de mi mujer. Y ahí queda
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| Foto Diagonal Periódico |
Cuando se exige a la que se dice izquierda abertzale que condene a ETA siempre surge la duda de qué forma debería adoptar esa condena para resultar creíble. No parece que después de tantas décadas de apoyo sumiso e incondicional a los asesinos la cosa se pueda solventar con unas palabras breves en una rueda de prensa (de esas sin preguntas que ellos inauguraron y que ahora tienen tantos adeptos). Sin duda haría falta algo más sólido y permanente.
Pues resulta que ¡albricias! la fórmula ya estaba inventada desde 1983, ¡y por el propio Otegi! nada menos. La da a conocer Florencio Domínguez hoy en El Correo: Cuando Otegi, entonces miembro de una cosa llamada ETA Político Militar VIII Asamblea pro KAS (sic), quiso ser admitido en ETA militar (la auténtica, la fetén) se le exigió una rectificación no ya nítida sino casi «orwelliana» de su pasado, que Domínguez ha recuperado oportunamente. Era ésta:
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| Foto: guardian .co.uk |
La semana pasada mi mujer compró un electrodoméstico que financió en el mismo establecimiento. Mientras realizaba los trámites pude leer, junto al pupitre de la empleada, los requisitos para contratar esa financiación. Había dos modelos bien diferentes: uno para nacionales y otro para inmigrantes. El texto estaba escrito con una claridad inmisericorde. No se lo reproduciré pero era prácticamente imposible que un inmigrante con trabajo y con todos sus papeles en regla pudiese acceder a la financiación de una lavadora. Si no cumplía esas dos condiciones ya ni hablamos.
Hoy leo que la canciller alemana Angela Merkel ha dicho en Postdam que”la perspectiva de una sociedad multicultural, de vivir juntos y disfrutar del otro ha fracasado totalmente”. Parece que ha dicho también que «Quienquiera que no aprenda inmediatamente alemán, no es bienvenido» pero lo que más me ha impresionado ha sido la claridad teutónica con que ha señalado el auténtico origen del problema: “a principios de los 60 nuestro país convocaba a los trabajadores extranjeros para venir a trabajar a Alemania y ahora viven en nuestro país (…) Nos hemos engañado a nosotros mismos. Dijimos: ‘No se van a quedar, en algún momento se irán”
Parece que a los europeos no nos gusta ahora que haya tantos convecinos que no se sientan integrados en nuestra comunidad, que no aprendan inmediatamente el idioma (en el tiempo libre que les permiten sus jornadas de 12 y más horas) y que mantengan sus propias religiones, sus costumbres y sus grupos nacionales o étnicos.
Y ¿qué les hemos ofrecido para que se integren? ¿qué facilidades les hemos dado para acceder a viviendas dignas?¿y a créditos?¿y a derechos laborales?¿les hemos ayudado a sentirse ciudadanos?¿les hemos apoyado para que aprendan el idioma?¿Para que sean como nosotros?
¿No es más cierto que los hemos utilizado como mano de obra barata y sin derechos? Que les hemos hecho sentir con toda claridad que están aquí de paso y que “esperábamos que un día se fuesen” -como dice Merkel?. Después de considerarlos ajenos a los derechos que los nacionales sí teníamos, ¿nos escandalizamos ahora de que no se “sientan” miembros de nuestra comunidad?
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| Foto web RTVE |
Como ya es costumbre, el desfile de las Fuerzas Armadas ha sido ayer el escenario en el que un grupo de energúmenos patrioteros se ha explayado con gritos e insultos al Presidente del Gobierno de España. Lo de siempre, solo que este año parece que la pitada ha debido resultar tan brutal que no ha podido ser gentilmente ignorada por lo que algunos de los asistentes, incluido el Rey, han manifestado públicamente su disgusto.
